Salud y felicidad en el plato

El conocimiento sobre lo qué comemos puede aportarnos salud. Esta frase tan obvia se nos olvida demasiadas veces. Aprender a reconocer la calidad de los productos que nos llevamos a la boca es fundamental para la salud de nuestro organismo y con la salud mejor no jugársela, ¿verdad?

Aprender a descifrar los sentidos que nos despierta la comida, en especial gusto y olfato, nos ayudará a perfeccionar nuestra capacidad crítica y a reconocer las cualidades y defectos de los productos que comemos. Sólo probando y probando pondremos a prueba nuestro paladar y aprenderemos a reconocer los buenos productos de aquellos que no lo son.

Darle a nuestro cuerpo buenos alimentos debería ser un deber ya que nos ayudará a gozar de una mejor salud nutricional, a no contraer según qué tipo de enfermedades y a reforzar nuestro sistema inmunológico. La salud nutricional viene proporcionada por las materias primas que utilizamos en nuestra cocina. Con lo que reconocer la calidad de frutas, verduras, carnes, pescados, embutidos y cualquier alimento en general se convierte en un punto clave.

Otro factor fundamental para empezar (o continuar) siendo críticos con aquello que comemos es porque la buena gastronomía nos aporta también felicidad. ¿Felicidad? Si, si, la comida nos ayuda a ser más felices. El placer de llevarnos un buen bocado a la boca o la posibilidad de experimentar con la comida o con la fiesta que puede rodear una buena mesa ejercen un escenario de felicidad que tal y como estamos no deberíamos rechazar.

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